domingo, 30 de mayo de 2010

B1.Nacido en la Sierra de Mágina


Nacido en la Sierra de Mágina – Francisco Muñoz Medina

1.- Introducción. Desde hace mucho tiempo tengo in mente la redacción de un relato con todas las peripecias que a mi amigo, mi otro yo Francisco, le han acontecido. Tan solo hace unos días que me he decidido, después de una conversación en una reunión familiar, a redactar todo aquello que me venga a la memoria y precisamente antes que se vaya de ella. Me han animado también los deseos de Albert de poder mantener “vivo” todo aquello que haya ocurrido en el seno de la familia y en su entorno.

Así pues, este momento es tan bueno como otro y empezaré ya sin más dilación situando la acción en un pueblo de la Sierra de Mágina, Jimena, en donde nuestro amigo vio las primeras luces.

La memoria es la memoria y la mía dice que las cosas pasaron tal y cómo yo lo cuento porque así es cómo yo lo recuerdo. Seguramente encontrareis razones para rebatir este argumento pero en todo caso lo haréis después de leer mi relato.

2.- Amanece. Un niño viene a este mundo en una habitación del primer piso del domicilio paterno. Hola, me llamo Francisco y soy el primer hijo, bueno en orden el segundo porque hubo antes una hermana y murió de una de esas enfermedades infantiles y ahora yo ocupo el primer lugar en la familia de Cayetano y Catalina.

En un rincón de la habitación se proyecta un rayo de sol. Alguien abre la ventana y mira al exterior. La luz me da de lleno y me hace entornar los ojos pero al momento me acostumbro y entonces veo un paisaje precioso. Estamos en primavera, en junio, y se oye el pío, pío de un ruiseñor, pero no me hagáis mucho caso porque acabo de llegar y aunque la memoria genético-histórica  me transmita genes de todo el conocimiento familiar aún no tengo práctica para poder utilizarlos.

 Ya da el sol de lleno sobre la falda de la sierra y aunque aún está un poco bajo hay luz suficiente para distinguir a 50 metros o más lo que ocurre fuera de mi habitáculo. Se ve fácilmente la torre de la iglesia y como estamos en una zona alta de la población también se ven por encima de los tejados de algunas casas los huertos cercanos a la población y más allá las plantaciones de millares de olivos.

Oigo voces en la casa. Es la casa de mis parientes en la que me alojaré durante mis primeros años. Ahora llaman para ir a tomar el desayuno, sin prisas, pero mis admiradores salen de la habitación con cuidado, creo que para no molestarme, en dirección al comedor.

Por aquello de por si llora el crío se dejan abierta la puerta de la habitación y por lo tanto se oye lo que dicen. Hoy va a ser un día excelente comentan mientras unos toman unas rebanadas de pan tostado untadas con mermelada y mantequilla y otros se sirven un café hervido, servido en una tetera destapada que deja un aroma buenísimo de café en todo el comedor.

lunes, 24 de mayo de 2010

B2. Nacido en ...

Nacido en la Sierra de Mágina

3.- En contacto con el entorno. Me vais a permitir saltar en el tiempo los años  justos para poder decir que conozco cosas y sabré explicarlas sin miedo a hacer el ridículo y con palabras suficientes para poder hilar alguna historia.

Con mis 4 años recuerdo vagamente una casa en la calle Santiago de la que nos trasladamos a la calle de la Cuesta frente a la muralla del paseo de Cánava. Aquí estamos muy cerca de la casa de mis abuelos y yo casi siempre estoy con ellos. Eso facilita el trabajo de mi madre de ir a buscarme a la hora de comer y de recogerme por la noche. De la casa recuerdo todas las estancias perfectamente. En la entrada hay un zaguán con una cortina y en el suelo una tapa de madera que cubre el retrete tipo “turca” tapado con una estera de esparto que lo disimula. Pasada la cortina está la habitación cocina con hogar para leña, una mesa y sillas y una alacena al fondo a la derecha que se cabe en pie. Al fondo a la izquierda está la escalera que sube al 1r piso, una sala de estar con sofá una mesa y varias sillas. Una puerta comunica con la escalera que sube al segundo piso en donde hay dos camas y un armario. Luego la escalera sigue al piso superior, la cámara, que hace de cuarto trastero.

Mi abuelo tiene una huerta cerca de la carretera de Bedmar en lo que ahora se llama régimen compartido. La huerta es enorme y tiene un caserón muy grande. Delante de la casa hay un poyo, de dos o tres plazas en el que está mi bisabuelo y por delante correteamos mi hermano y yo mientras tomamos la merienda, un pan con “hoyo” con aceite y una onza de vamos a decir chocolate con mas azúcar que cacao. Mi bisabuelo nos alarga la mano y nos dice: “nene dame un poquiyo” y nosotros  no le dábamos nada porque mi madre nos decia que él ya comia lo que necesitaba.

Al lado del patio delante del caserón hay una alberca de riego y una escalinata que baja a la parte inferior de la huerta, donde se plantan hortalizas. A la izquierda del edificio llega otra escalinata que sube hasta la vereda que lleva al pueblo y que pasa junto a la cascada de Cánava. A un lado y a otro de la escalinata hay plantados frutales de los que recuerdo especialmente los cerezos.

Mi abuelo está sentado junto a la alberca junto a un medio muro que le sirve para dejar los trastos de afeitar y un espejo y ahora se está afeitando; mi abuela lo llama y él se mete en la casa momento que mi hermano y yo aprovechamos para “investigar” en los útiles de afeitar. De pronto se me ocurre una idea: Fernando, quieres que te afeite? Y Fernando con dos añitos se sienta en la silla y yo le enjabono la cara, cojo la navaja de afeitar y empiezo y pasarla por su cara. No sé si porque mi abuelo sale y nos grita algo o por qué pero le hago un corte en la oreja a mi hermano y yo me corte en el pulgar. A mi hermano lo coge mi abuelo para curarle el corte y yo me salvo porque me coge mi abuela y me lleva con ella y una carga de rábanos que va a vender en la plaza. El camino hacia el pueblo sigue el curso del caz de riego y cerca de la cascada hay un remanso en donde mi abuela se para a lavar los rábanos y de paso mi corte en el dedo que no pasa de superficial. “Pero cómo se te ocurre” me dice a modo de bronca.

A los pocos días mi bisabuelo se va a casa de mi tía, a la  que siempre he llamado “la chacha bonita”, porque esta enfermo. Muere al poco tiempo de estar en la casa a la edad de 99 años. Tengo algún recuerdo más de él pero siempre relacionado con su estancia en la huerta. 

Mi padre trabaja en la herrería del padrino Fernando. El local está un poco más abajo de la casa donde vivimos yendo hacia la plaza, en la calle Fuente y donde casi siempre estoy yo, en la puerta, cuando no voy a casa de mis abuelos.

Mis padres dicen que están hartos de que esté siempre correteando por las calles y han decidido meterme en la escuela. En el pueblo hay dos escuelas públicas y la de Alejandro, bueno D. Alejandro, pero es muy familiar y coloquialmente siempre decimos Alejandro, sin el don, cuando hablamos de él. Esta escuela no tiene edificio típico de tal escuela, es su casa adaptada para dar clases. Como Alejandro y mi padre son amigos deciden llevarme a su escuela.

Aquí empiezo el curso con el a, e, i, o, u y lo que sigue en la primera cartilla. Tardé casi 4 meses para juntar las vocales con la “m” pero luego avancé rápido hasta alcanzar al resto de niños.

Ya tengo cinco años y cuando empiezo a ir a la escuela la composición de mi familia es la siguiente: Tengo un hermano, Fernando, con 3 años y una hermana, Francisca, con uno. Vivimos todos en la casa de la Cuesta.

Mi padre es herrero-mecánico de profesión y trabaja, como os dije antes, en la herrería del padrino principalmente y ocasionalmente en algún remiendo en uno de los pocos coches que hay por aquí.

Ahora me encuentro junto a mi padre Cayetano en la puerta de la herrería. A mi lado está Fernando el hermano que me sigue en edad.

Aún no he pensado en ello pero con el tiempo me enteré por qué mi hermano se llama Fernando si mi abuelo se llama Francisco. Ya llegará el momento adecuado para explicarlo. O quizás sea mejor explicarlo ahora.

H1.Padrino.- La herrería del pueblo es de Fernando Gámez (digamos padrino para abreviar, aunque aún no lo es) y mi padre trabaja en ella desde antes de la guerra. Durante los avatares de la guerra civil el padrino fue encarcelado, era de derechas, y mi padre cuidó el negocio hasta que fue reclamado a filas. Esto ocasionó que cuando, acabada la guerra, mi padre volvió al pueblo y se casó fue Fernando Gámez el padrino de boda y luego fue también mi padrino de bautizo.

Y ahora volvamos a lo del nombre de mi hermano. Yo llevo el nombre de Francisco por mi abuelo paterno, que por cierto murió en la guerra y por lo tanto no lo he conocido. Como los abuelos maternos se llaman Francisco y Francisca pues el segundo hijo debe llevar el nombre de Francisco como el del abuelo materno pero mi padre dijo que no quería nombres repetidos y para salir del apuro le propuso al padrino llamar al hijo con su nombre a lo que el padrino accedió encantado. Así pues mi padre puso Fernando al segundo hijo lo que provocó el enfado de mi abuelo que durante un tiempo no quiso ni ver al chico. Pero el enfado le duró muy poco puesto que siendo un hombre tan  razonable como lo era comprendió que mi padre tenia razón.

4.- Ida y vuelta a Jodar. En estos días recuerdo que los cinco componentes de la familia nos hemos trasladado a Jodar, a unos 10km de Jimena, y mi padre trabaja para la empresa de auto transportes Muñoz que hace la ruta Jodar – Jaén y Jodar – Úbeda pasando por Jimena. Mi padre ya no trabaja con el padrino Fernando y posteriormente supe que no se hablaban pero no se me comunicaron los motivos del enfado. La estancia en Jodar apenas es un recuerdo medio borroso debido en parte a mi edad y en parte a que duró muy poco.

En casa de mi abuelo se ha habilitado una habitación, la de la derecha entrando a la casa, como taller de forja. Aquí es donde se ha instalado mi padre como herrero y como mecánico. 

Yo vivo ahora la mayor parte del tiempo en la casa de mis abuelos maternos, Francisco conocido como “el melonero” y Paquilla “la palabrillas”. No recuerdo la causa de esta situación pero lo que si recuerdo es que vivo encantado con ellos.

Eso de los apodos por lo visto es típico de los pueblos y rara es la persona que se escapa. Yo aún no tengo apodo pero la gente mayor me dice “el hijo de Rada” porque a mi padre le llaman “Rada” por lo visto por sus manitas como mecánico.

H2. Apodo. El nombre Rada viene de un componente de la tripulación del avión Plus Ultra que hizo la travesía del Atlántico en el 1926. De los 4 tripulantes, Franco, Ruiz, Durán y Rada, este último era el mecánico. Mi padre contaba entonces con 13 años y reparó un camión en el que durante la fiesta del pueblo transportaban en romería a la patrona la Virgen de los Remedios desde la iglesia hasta la ermita de Cánava. La gente empezó a decir: mira que nene tan gracioso, ni que fuera Rada y con Rada se quedó.

Ya os dije que voy a la escuela y precisamente estoy en la escuela de Alejandro, el maestro amigo de mi padre, en donde aprendo las primeras letras del libro “Catón” que es el primero de lectura aquí después de la Cartilla. Me dicen que me aplique porque voy a hacer la primera comunión. Al poco tiempo leo correctamente y mi padre me lleva como si fuera un “premio” a la escuela de música y solfeo que dirige mi tío Cayetano pero aunque tío no me trata con deferencia ni mucho menos, puesto que mi padre le ha dicho que si me equivoco pues… tozolón que va; fíate de la familia!!

Mi tío que es primo hermano de mi padre, me enseña las primeras lecciones de solfeo del método “Eslava” hasta la lección 12. Luego yo desaparezco de las clases y no recuerdo la excusa que le di a mi padre pero debió ser muy buena porque me permitió dejarlas. Lo que si recuerdo es que irme con mis amigos a corretear las calles me gustaba más que ir a solfeo. Más adelante veremos que me fueron muy útiles las lecciones de solfeo pero en aquel momento no lo veía así.

Mi cometido actual, como decía antes, es ir a la escuela pero la semana que viene se acabaran las clases y me iré con mi abuelo al huerto, a la huerta como se dice aquí.

Esta huerta es suya, en propiedad, y desde que dejó la de la carretera de Bedmar es a la que le dedica todo el tiempo. La otra huerta la dejó a raiz de una enfermedad que contrajo en la pierna que le obligó a pasar el cuidado de la huerta a un sobrino, hijo del tío “Fítere”, que resultó un sobrino “de cuidado” porque cuando mi abuelo se repuso no le quiso devolver la huerta. Cosas de aquel tiempo en el que no se escribía ni escrituraba casi nada.  

Ahora que sale el tema os diré que mi abuelo siempre ha sido y es hortelano y además tiene unos cuantos olivos por lo que se pasa el día en el campo. En primavera se muda a vivir en la caseta que hay en la huerta y sube al pueblo con alguna mercancía para vender en la plaza y baja con lo necesario para cocinar durante la semana.

Pues bien, ya estamos en la huerta y a veces “ayudo” a mi abuelo en sus labores y otras me subo a los frutales a comer fruta fresca. Ahora hay ciruelas, brevas y peras.

Cuando anochece mi abuelo prepara la cena y después de cenar y a la luz de las estrellas y del candil me hace mirar al cielo y me dice nombres de estrellas como el carro (la Osa menor) del que la más brillante siempre marca el norte; más tarde aparecen los ojos de gato (los Gemelos Cástor y Pólux) y finalmente las 7 cabrillas (las Pléyades, o palomas en griego). Los nombres entre paréntesis como podréis deducir fácilmente me los aprendí años más tarde. Otras noches me cuenta cuentos hasta que me da sueño y entonces entramos a la caseta y al catre!!.

Me paso todos los días en la huerta menos uno a la semana que mi abuelo me sube al pueblo a la catequesis. Es la preparación para la primera comunión que haré dentro de unos días.

A veces nos acompañan mi abuela y mi hermano pero no se están mucho tiempo abajo. Lo de abajo viene a cuento porque la huerta está en la zona baja del pueblo casi unos 200m más bajo que la zona alta. Es un pueblo de sierra y por lo tanto con calles empinadas y de mucho desnivel entre zonas.

Con casi 7 años he hecho la 1ª comunión, vestido con traje blanco de marino, de capitán de fragata y al salir de misa nos han llevado a todos, niños y niñas, al local de Falange en donde nos han convidado a una chocolatada. Mi padrino es el jefe local de FET y de las JONS que es la única organización política permitida por el régimen y para los jóvenes de 7 a 14 años de militancia obligada.

 No recuerdo muchos detalles del acto religioso ni del siguiente, aparte del convite a chocolate con bizcotelas; riquísimo!. Tan solo que me pasé el resto de la mañana repartiendo estampas recordatorias de mi comunión.

Después de estos acontecimientos mi hermano y yo nos bajamos a la huerta con mi abuelo mientras en casa se preparaban acontecimientos que darían un giro importante a nuestras vidas.